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En México, se permite el uso de 184 plaguicidas altamente peligrosos, denotando "muy deficientes funciones de vigilancia ambiental y epidemiológica", advirtió Fernando Bejarano, uno de los principales expertos tóxicos del país.

Esto es "una consecuencia de la política neoliberal de las últimas Administraciones", dijo.

Bejarano compara los pesticidas autorizados por la Comisión Federal de Protección de Riesgos para la Salud (Cofepris) y la lista de personas prohibidas en el mundo de la Red Internacional de Plaguicidas (PAN).

Este último tiene un "respaldo documental" de lo que sus miembros están discutiendo y qué acuerdos de relación como el Convenio de Rotterdam difieren de Cofepris.

El director de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM) dijo que en el país se ha "privilegiado proteger el mercado más que la salud de las personas o el medio ambiente".

El gobierno "no reconoce la presencia de productos químicos tóxicos como un problema de salud pública o el hecho como un problema ambiental", dijo.

Sin embargo, añadió: "Esto no exime de responsabilidad". La Comisión tiene una "obligación constitucional de garantizar el derecho a la salud, el medio ambiente y una alimentación adecuada", dijo.

Bejarano dijo que "de estos 184 plaguicidas autorizados, no se utilizan todos".

El uso de estos plaguicidas afecta el medio ambiente y la salud, generando a largo plazo la aparición de cáncer o alteraciones del sistema endocrino, entre otros.

Entre estos plaguicidas se encuentra el metilparatión, "comenzó a probarlo en la Segunda Guerra Mundial como un gas tóxico y luego se introdujo en la agricultura", dijo Bajerano, quien agregó que "está prohibido en 59 países".

Otro de los plaguicidas autorizados en México es el etil clorpirifos, "que es una modificación hormonal". "Se ha detectado en los espermatozoides, la leche materna o el cordón umbilical", dijo.

Mientras tanto, la psicometrina "es muy tóxica para las abejas y se asocia con problemas de desarrollo en el sistema inmunológico".

"Los criterios para definir estos pesticidas altamente peligrosos incluyen no sólo efectos tóxicos a corto plazo, sino también efectos crónicos que pueden tardar muchos años en manifestarse", dijo el investigador.

Esto conduce a complicaciones cuando se trata de la atribución de daños a la salud causados ​​por el uso de plaguicidas, ya que no detecta una "relación causa-efecto inmediata", dijo.

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